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Queridos amigos de Mirlo,
La semana pasada despedí a dos mujeres que acompañaron momentos importantes de mi vida. Y traigo hoy, una reflexión vital y necesaria...
Ambas pertenecían a esa generación en que el papel de madre y de esposa marcaba la vida de las mujeres de forma expansiva, influyendo en cada detalle de su comportamiento, con todo lo que ello implica.
Una de ellas, Mari, fue confidente, cómplice y cálido apoyo en cuestiones privadas, y como privadas son, así han de quedar. Eso sí, me dejó el maravilloso legado del cariño y amistad de su familia, y eso es un tesoro.
La otra, es Teresa Berganza, y me parece que es justo compartir lo que para mí supuso como cantante y como persona.
Mi padre, Jorge, era un gran aficionado a la ópera, y Teresa Berganza era una de sus cantantes favoritas, tanto por su calidad artística como por su arrolladora personalidad. Recuerdo haber seguido juntos sus entrevistas, en especial aquella que concedió a France Musique con ocasión del extraordinario estreno de su Carmen… Años más tarde, en la víspera del repentino fallecimiento mi padre, él y yo escuchamos su Stabat Mater de Pergolesi, aquel con Mirella Freni. Unos meses más tarde, una amiga de mi madre, amiga de pupitre de Teresa, me daba su dirección y yo me atrevía a contarle sobre mi colección Cuéntame una Ópera. Teresa me contestó con una llamada de teléfono. Fue a la hora del baño del niño, y me causó tanta emoción que por poco se produce una inundación en la casa… Al contarle que iba poner en marcha una web, y que me encantaría entrevistarla, enseguida se animó asegurándome que contaba con su apoyo para mi labor de difusión de la ópera desde la infancia. Me contó alguna anécdota sobre sus hijos, pero eso una vez más entra en la esfera de lo que creo es privado.
Sea como sea, la entrevista se llevó a cabo, pero no la hice yo misma, sino que en mi lugar fue Mirlo el encargado de hacerle llegar a Teresa las preguntas que recogimos de unas niñas, compañeras de mi hijo Manuel en su escuela de música.
Hoy esa entrevista es no sólo un recuerdo muy especial de la generosidad de Teresa, sino que creo que es testimonio de una época, en que la calidad en la expresión artística se basaba por encima de todo en el refinamiento humano, más que en el derroche de medios. Y no es que los medios escaseasen, sino que los medios, las tecnologías, no eran más que medios, herramientas, a los que no se les atribuía más valor que a la creatividad humana. Esto último es una reflexión que dejo en el aire…
Con todo, para la web de la editorial hemos recuperado la entrevista que le hicimos a Teresa, así que podéis disfrutarla con el recuerdo de su inigualable arte, ahí mismo.
Un par de años después de aquella entrevista, tuve ocasión de encontrarme a Teresa en Madrid y hablar con ella personalmente unos momentos. También hubo alguna que otra llamada de teléfono… Sus comentarios sobre algunas obras, sobre su concierto con su hija Cecilia Lavilla en el Liceo de Barcelona, incluso sobre alguna de mis ilustraciones, así como su voz cantando a través del hilo telefónico son regalos de la vida que todavía hoy me emocionan.
Agradezco todo el legado recibido de mis mayores, y más que nunca siento la responsabilidad de transmitírselo a las siguientes generaciones. A veces siento que hay mucho empeño en borrar el pasado, y sin embargo el presente está lleno de pasado, y el futuro será el resultado de lo que ahora construyamos. Es cuestión de aprender de los errores y seleccionar lo mejor a la hora de mirar adelante. Nuestros valores, el valor de la amistad, la familia, nuestra cultura, la música y el arte como expresión de la experiencia más humana, es algo que nos corresponde defender y transmitir como nuestro mejor legado.
Teresa, Mari y Jorge están y estarán siempre conmigo.
Georgina García-Mauriño
P. S. Manuel me ha prometido que dará continuación a este merecido recuerdo de nuestra Teresa en una próxima newsletter con el recuerdo de algunas de sus inolvidables interpretaciones, que hemos disfrutado tantas veces en familia.